jueves, 20 de diciembre de 2012


Amó tanto 
que perdió el norte. 
-Esto me hace pensar- 
Si descartáramos norte como Norte, 
desecharíamos norte como rumbo. 

Amó tanto que perdió el norte, 
que perdió el sur, 
que perdió el este y el oeste. 



Todo tendría otro sentido 
más humano para mí, 
porque,  ¿tan importante es el rumbo? 
Yo no sé que rumbo llevo 
y no me preocupa, 
como tampoco creo en el destino 
ni en la zanahoria al final de la carrera. 

Amó tanto que perdió el norte, 
supongamos que es el juicio, 
-es lo que está más arriba,  la cabeza-. 
Amó tanto que perdió el sur, 
                ¿el culo? 
Quizá hizo el ridículo,  perdió la dignidad 
-aunque no creo que tenga residencia fija 
en las partes más mullidas- 
Amó tanto que perdió el este, supongamos 
que el hígado, 
luego el amor le proporcionó una cirrosis galopante. 
Amó tanto que perdió el oeste 
              ¿el corazón? 
Eso tendría sentido. 
-Estas cosas me hacen pensar- 



Nená de la Torriente