jueves, 15 de agosto de 2013

Volteo las páginas de mi vida 
y rabio por considerarlas un libro. 
¿Dónde han quedado las rodadas, 
las tabernas,  los besos, 
los arañazos en la espalda 
del placer desproporcionado? 
Que todo eso se borra me dices, 
riéndote,  que si no es la lluvia, 
son los cierres echados,  los adioses, 
la buena piel y su cicatriz, 
y si es así de qué me sirve un libro 
o la memoria,  de qué una imagen 
guardada,  un colgante,  un huella, 
la herencia de mil relojes sonrientes 
o malhumorados. 
No voy a voltear las páginas de mi vida, 
no vuelvas a pedírmelo. 
Yo soy ahora esto que ves sin memoria, 
un abrazo abierto siempre, 
una mente dislocada a la que no le gustan las rectas 
y una forma de amar sencilla. 





Nená de la Torriente