Hoy
no me visita la ilusión
ni
puedo inventar un juego
para
burlarla.
Hoy
no tengo ganas de descubrir
lo
que puede haber al doblar la esquina.
No
me brillan los ojos,
aunque
los baño con purpurina
para
que nadie se dé cuenta.
Hoy
intento no parecerme a las mujeres
de
las revistas, planas y sin vida,
y
sonrío con cierta dificultad
porque
me tira la piel hacia una gravedad
inconsciente, que intenta rozarme la barbilla.
Hoy
no soy capaz de soñar
porque
al respirar me duele un pedazo de pulmón,
como
si fuera el testigo de todos los crímenes.
Nená de la Torriente