jueves, 8 de agosto de 2013

-Los otros-


Ella es tan,  tan positiva, 
que me ensarta como una sardina 
a punto de asar en llama viva. 
Él,  tan suyo,  tan lavado por dentro, 
que sólo sé cubrirle en afectos 
para que no se escape el vacío que 
se le trasluce ciego. 





Aquella,  tan lamida por sí misma, 
tan dadivosa,  le duelen las costillas 
de castigarse tanto y nadie lo sabe, 
malvive en una celda de apariencia 
que le acabará matando. 
La chiquitina es puro fuego,  es dinamita 
y oro líquido en las manos. 
A veces me da miedo,  mucho miedo 
de que le hagan daño,  y quiero estar cerca 
y no lo estoy,  y me duelo. 
Él es un genio,  atraviesa tempestades 
con el poder de la paciencia,  su sabiduría 
no es de este mundo,  atrapa mi inconsciencia 
con un chasquido. 
El otro es tan débil,  que mide a los demás 
por estúpidas lealtades y se siente continuamente 
amenazado. 
Yo los miro a todos desde mi extraño parvulario, 
y dibujo sumas y restas con dedos torpes de 
niña tonta, 
porque con todo Fernando,  no tenía razón 
cuando decía que hay dos clases de personas: 
‘Yo y los demás’ decía,  el muy bobo. 



Nená de la Torriente


-Disculpa Fernando,  sabes que te quiero-