viernes, 23 de agosto de 2013

Mi larga sombra se enoja, 
la reprendo y la recorto con una tijera. 
Del otro lado del océano llegan voces 
con la sabiduría que no tengo, 
con el abrigo paciente que estrecha 
una espalda sobre otra, 
una frente junto a otra frente. 
Hablan de amores verdaderos, 
-y es que el amor siempre lo es- 
no de resacas en el filo de una copa, 
ni de resentimientos. 
No quiero lastimar y se me escapa 
esta sombra que se me estira 
y juega a los dardos de la queja, 
pero la castigo y la increpo 
todo lo que puedo,  para que no salga, 
para que desaparezca 
y deje vivir a los demás. 




Nená de la Torriente