Qué
bueno es este postre interminable
del
cariño que no tiene nacimiento,
un
sin fecha que no reclama un nombre
ni
una taza de café caliente.
Qué
bueno es ese ojo que te mira y que le miras
y
más allá de la pupila le creces y te crece
y
le abrazas con todo el amor del mundo,
porque
hay otro universo dentro de éste
que
no entiende de modales
ni de rígidas maneras.
Qué
bueno es este postre que te encuentras
de
repente, como un regalo de Reyes
en
tus zapatos vanos,
y
no sabes a quién darle las gracias
por
tanto bueno, por hacerte saber que la humanidad
se
está queriendo, y no ha perdido esa capacidad.
Qué
bueno es este postre interminable
del
cariño que no tiene nacimiento.
Nená de la Torriente