sábado, 3 de agosto de 2013



Te descubro perdido dentro de una botella 
¿Hay posibilidad de que resuciten ideas nuevas? 
Si es sobre lo que quiere 
un hombre de una mujer, 
arrugo la nariz. 








En mi jardín,  las amapolas crecen ajenas 
a los rosales, 
prefiero tumbarme cerca de ellas aunque no huelan 
porque conozco el tacto de sus pétalos,  y 
sus tallos nada entecos a pesar de su apariencia. 
Nunca he querido ser un hombre,  pero me resulta fácil 
entenderlo,  es de naturaleza sencilla, 
a menudo casi lineal y eso me proporciona cierta calma. 
Son como las sumas,  se resuelven solas. 
Ser mujer es muy complicado en un mundo de hombres, 
y es que yo no sé escoger el rosal, 
ni ponerme bella por un motivo, 
ni sonreír sin ganas. 




Nená de la Torriente