Te
descubro perdido dentro de una botella
¿Hay
posibilidad de que resuciten ideas nuevas?
Si es sobre lo que quiere
un hombre de una mujer,
arrugo
la nariz.
En
mi jardín, las amapolas crecen ajenas
a
los rosales,
prefiero
tumbarme cerca de ellas aunque no huelan
porque
conozco el tacto de sus pétalos, y
sus
tallos nada entecos a pesar de su apariencia.
Nunca
he querido ser un hombre, pero me resulta fácil
entenderlo, es de naturaleza sencilla,
a
menudo casi lineal y eso me proporciona cierta calma.
Son
como las sumas, se resuelven solas.
Ser
mujer es muy complicado en un mundo de hombres,
y
es que yo no sé escoger el rosal,
ni
ponerme bella por un motivo,
ni
sonreír sin ganas.
Nená de la Torriente