El
ala
no
hace al vuelo,
ni
el cielo
al
sueño del impulsivo.
Comienza
a revisar
cada
coma perdida,
cada
desvío
en
los renglones que hayas escrito,
e
infiere
que
no hay peor enseñanza
que
la que uno
se
dicta
sin
reglas.
Nená de la Torriente