Lecturas
en el hilo del equilibrista,
hacia
un lado, hacia el otro.
El
legado de los jardines son las flores,
sus
olores, el colorido intenso y el remanso
de
calma que alcanzan.
No
hay una diana, hay tantos blancos que
el
tirador se confunde,
él
mismo puede ser un objetivo.
Cuando
las cosas son de lectura sencilla
me
recuerdan a los jardines,
plácidos
recorridos donde se logra la calma.
Algunos
equilibristas manejan el contrapeso
como
si no existiera,
con
una exactitud vertiginosa,
son
la misma palabra recién nacida
lavada
en aguas.
Otros, sin embargo,
siempre
están expuestos a su propio desequilibrio,
y
porten lo que porten,
el
verso envejece vencido
marcado
para el desguace.
Nená de la Torriente