-¡Ah, esta vida!-
Cada
uno sabe bien lo que porta y lo que importa,
lo
que hace y deshace, compone y descompone.
La
palabra hace curvas y quiebros, pequeñas
muecas
en un papel que ya no se horroriza de nada.
Por
eso muchas veces las palabras estorban y sobran los
intentos
de salir a flote en océanos de errores
y
despropósitos, donde lavarse la cara es ridículo cuando
estás
en medio del agua.
Al
menos el cariño que todo lo remansa, baila los derrumbes
a
paso lento, y lo que ya no es normal lo vuelve diferente
y
lo abraza con la ternura de siempre, borrando
lo
que no debió de ocurrir nunca, pero fue inevitable.
Nená de la Torriente