sábado, 24 de agosto de 2013

-¡Ah, esta vida!-



Cada uno sabe bien lo que porta y lo que importa, 
lo que hace y deshace,  compone y descompone. 
La palabra hace curvas y quiebros,  pequeñas 
muecas en un papel que ya no se horroriza de nada. 
Por eso muchas veces las palabras estorban y sobran los 
intentos de salir a flote en océanos de errores 
y despropósitos,  donde lavarse la cara es ridículo cuando 
estás en medio del agua. 
Al menos el cariño que todo lo remansa,  baila los derrumbes 
a paso lento,  y lo que ya no es normal lo vuelve diferente 
y lo abraza con la ternura de siempre,  borrando 
lo que no debió de ocurrir nunca,  pero fue inevitable. 





Nená de la Torriente