lunes, 5 de agosto de 2013

-Deshabitarse-

El insólito sonido de deshabitarse 
me recuerda al runruneo del gato. 
Para algunos vaciarse es tan grato 
como olvidar una canción de Gorgie Dann, 
para otros una necesidad 
de frenar la detonación. 
Yo me deshabito con un buen tinto 
o mirando tus ojos grandes, 
también con una buena hoguera 
que fascine mi cuerpo, 
como a la serpiente 
el sonido de una flauta. 
Me imagino en una enorme espesura 
sentada bajo un árbol, 
sintiéndome en casa 
en el tronco más frondoso 
y silencioso del bosque. 




Nená de la Torriente