-la corona del rey-
La
corona del rey
se
está poniendo verde
¿qué
tendrá la corona
qué
ya no tiene su dorado cegador?
Los
duendes se asustan, los ogros
se
ríen y a las millones de moscas
les
gusta el nuevo color.
El
rey enfadado busca al sol
para
que le envíe sus rayos
y
le grita diciendo:
¡Eh,
dame tu luz que yo soy el rey!
Pero
el astro le desoye y al rey le cubre
su
corona verde,
como
al monte su penacho nevado.
Los
duendes le piden que se quite la corona
que
desluce su reinado,
pero
su majestad dice que no.
Las
risas de los ogros tambalean el palacio,
los
muros se agrietan, tiemblan las vigas,
las
reales camas,
pero
su majestad dice que no.
A
la mañana siguiente el rey duerme en su
poltrona
sin su corona,
y
sin haber hecho ademán.
Millones
de moscas, redondas y satisfechas
celebran
una gran comilona.
Quién
iba a pensar que aquella corona
era
una gran mierda regente,
que
siglos ausente se había quedado
como los ricos quesos o los buenos caldos.
-En
opinión de las moscas, claro-
Nená
de la Torriente