jueves, 29 de agosto de 2013

Tenemos una estrella 
en algún pliegue de la piel, 
todos, 
indiscriminadamente. 
Unos la encuentran y otros no,
y se precipitan en desaliento. 
Un punto brillante,  gemelo 
de otro mayor,  arriba, en el azul 
cobalto. 
Una fuerza que nos levanta y 
tira de nuestra cerviz como porta 
la leona a sus cachorros. 
No te preocupes raíz,  las cosas rotas 
se engrudan o evolucionan. 
No hay nada en nuestra naturaleza 
humana que sea insondable. 




Nená de la Torriente