sábado, 31 de agosto de 2013

-30 de septiembre de 2013-


Cómo decirte qué sentí 
en esa bocanada fría. 
Qué parte de mí se hirió 
y cual hablaba con sonidos 
reales. 
Una palmera,  dos,  tres. 
Los juncos donde siempre imaginé 
que encontrarían a aquella chica fallecida. 
El olor de lo hueco 
como esperma de futuro. 
La bendición de todas las nubes juntas, 
una a una saludándome con ternura. 
En el avión el niño tenía sed, 
estaba sediento,  tenía sed. 
Quería agua. 
Tenía sed. 
Tenía sed. 
Tenía sed. 
Sonaba como el despertador 
del lunes. 
Oprimí el off y seguí durmiendo. 




Nená de la Torriente