Porque
sufres y has sufrido tanto
puedes
vincular muchas lenguas,
el
llanto lava la sinhueso y
despeja
los corazones.
No
somos más que un puñado
de
pedazos de loza que se buscan
para
recomponer las vasijas rotas.
No
rechaces al que no entiendas,
al
que le pese su cruz,
pues
en el algún lugar de su lastre
anda
tu duelo de un modo o de otro.
Estamos
unidos de muchas maneras
y
querernos es sin duda el único destino
-si
existiera-,
que
parece lógico,
porque
otra fin sería incongruente
y
no traería más que desconcierto.
Así
aprendemos a conocer el mundo.
Nená de la Torriente