martes, 6 de agosto de 2013

-Pese a todo-


Era cómodo encerrarme en mi nuez 
y salir sólo cuando me apetecía, 
pero no pensaba en mí.
Me dolía enfrentarme a mi interior 
teniendo como testigo a otro, 
pero no pensé en mí. 
Era costoso buscar el modo,  la mirada 
pertinaz y angustiosa, 
el gesto interrogante y nada grato
de una vuelta de hoja aún presente, 
pero no pensaba en mí. 
Si me daban,  agradecía. 
No sopesaba, 
no estimaba la ganancia en tamaño, 
peso o volumen, 
ya no estaba pensando en mí. 
Cuando deseaba el silencio más absoluto 
me requerían las voces que tanto quería, 
y me brindaba sin dudarlo, 
porque no pensaba en mí. 
Buscaba un refugio íntimo,  una coraza, 
un limbo,  pero la vida siempre reclama 
y yo nunca he pensado en mí. 
Cuando daba me preguntaban 
'¿sólo esto?' 
y me esforzaba en darlo todo 
o mucho más que eso, 
 sin  hacer acopio 
de mis fuerzas, 
porque jamás me consentí tener tiempo
para pensar en mí. 




Nená de la Torriente