lunes, 19 de agosto de 2013


Un día,   en una semana indiferente 
de un año cualquiera, 
nacerá la flor que he estado buscando. 
Puede que mis ojos no alcancen a verla, 
quizá no sepa si su olor es como 
el que imagino,  o si su estancia en esta 
atmósfera le hará sentirse dichosa. 




Pero ese día,  en esa semana,  de ese año 
cualquiera, 
esté convertida en polvo,  hueso,  gusano, 
o hierba de cualquier monte o de la que 
bordea las losas,
ese día me sentiré feliz,  y seré 
quien ahora soy por un instante. 





Nená de la Torriente