Tiraste
de mí
cuando
estaba gritando
con
verbos contenidos.
Tiraste
como quien levanta la tierra
para
que sea sembrada,
para
que el aire la purifique.
No
hiciste nada
y
lo hiciste todo.
Sólo
estabas,
tanto
hacías.
Calladamente,
sin
la prisa de los relojes,
mirando
como mis gestos hacían cruces,
sonreías, sonríes.
Océano
en un centro de secano,
como
un Guadiana inmenso
con
un lenguaje mudo a veces,
suyo, ininteligible, sencillísimo,
siempre
amigo.
No frustra, siempre devuelve.
Nená de la Torriente
¡¡Oh, cuántos pomodoros!!
ResponderEliminarMis tomates aún están por llegar. Este año están algo perezosos, pero legar llegarán.
Besucos.
Qué bien suena eso de pomodoro, igualuco que eso de albarca. Jajaja
ResponderEliminarMás besucos,
Není
Me encanta el tomate en rama. Los míos, como los de Tempero, no es que estén sólo perezosos, es que están creciendo enanos: pero tan ricos...mmmmmmmmmmmmmm
ResponderEliminarMe das 'solengua', que es una requetenvidia de la muerte jaja
ResponderEliminarBesotes,
Nená