Enséñame
a quererte
como
tú sabes,
a
sorbitos suaves
amarrando
mi escalera.
A
no esperar,
a
tomar como quien
bebe
de un botijo,
y
al dejarlo sonríe satisfecho.
Enséñame
a quedarme
por
los siglos de los siglos,
cuando
el siglo sea el sin tiempo,
y
el reloj esté en desuso.
Enséñame
a despertarme
frente
a tus ojos,
rodeando
tu cintura
con
mis piernas.
Cierra
mi boca con tu beso
cuando
diga que no sé,
que
quizá,
que
yo no,
que
puede que,
cada
vez que notes dudas
o
extrañeza.
Abrázame
siempre,
siempre, siempre, siempre,
para
que esos sorbitos suaves,
sean
cada vez más fuertes.
Enséñame
a quererte
como
tú sabes,
con
el valor de los dos.
Nená de la Torriente
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