Sí, me gusta la variedad,
soy
promiscua en el paisaje.
El
asombro es indefectible
cuando
el ojo está vivo y el color
se
pide en la entrada,
como
las cromáticas ensaladas
de
los primeros platos.
Los
desiertos, las llanuras inmensas,
la
nieve en su particular uniformidad
me
agobia como un fado triste
que
repite siempre lo mismo,
sin
variar una sola letra.
Como
esa canción del carro
que
siempre lo están robando
y
uno acaba indispuesto hasta la médula.
Dadme
colores, explosiones aunque grises,
mates, no importa si tenues, variaciones,
intervalos, alteraciones, cambios, juegos,
transformaciones, sugerencias,
que
al iris le sirva de pasatiempo,
un
solaz para la mente,
un
recreo, tal vez un disparate,
una
risa,
quizá
así quiera crear.
Nená de la Torriente
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Háblame