lunes, 9 de julio de 2012





Nombrarte más allá de la lengua 
es abrir un boquete en alguna nube, 
y no voy a apedrear el cielo. 
La boca de la taza me mira ausente, 
no reconoce en mí 
a alguien que la vacía. 
Aunque somos razones de un mismo 
argumento,  procesado 
demasiadas veces. 
Cuando me vaya a marchar 
ya lo habré hecho tres minutos antes, 
sin que me dé cuenta, 
inconsciente de mí y de mis cosas, 
soy un susurro que va y viene 
ignorando que se me escucha 
todo el tiempo. 
Así como tú eres mi esquila 
y tu tintineo me va guiando 
aunque no lo sepas, 
porque hay días que la espesura 
toca el suelo 
y los ojos se vuelven ciegos 
como los de un topo. 
Y aquel,  el de allá lejos, 
es mi poema roto, 
el que trato de coser 
y unir sus costuras a mis costuras, 
pero no puedo. 



Nená de la Torriente

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