De
tanta magia confundo
los
aromas.
Ser
feliz debe de ser esto.
Hablarle
a las piedras y a los
helechos, acariciar el musgo,
aspirar
el lenguaje del aire
y
entenderlo todo,
como
si hubieras nacido
para
este lugar concreto,
siendo parte y raíz.
Ya
ni mi pecho pita
con
la humedad de la noche,
y
hasta salgo a correr en camisón
por
el prado.
Aquí
todo me invita, me incita,
me
explora.
Nená de la Torriente
Donde nos sentimos tan bien, quizás hayamos estado antes, en otra vida...
ResponderEliminarDisfruta de esa felicidad.
Fue donde pasé una niñez fantástica, unos veranos inolvidables. La tierra materna. Justo anoche hablábamos de la reencarnación, y de esa charla salió un poema churro que ahora publicaré, así que sepas que nada tiene que ver con tu comentario. Un besazo enorme coeliquore,
ResponderEliminarNená