domingo, 8 de julio de 2012


-Nihil obstat-

Puedo llegar hasta ti. 
Ninguna línea divisoria, 
confín,  contorno, frontera, 
aguja o barrera que me impida 
darte un beso. 




Porque lo que hay en un beso 
no es cualquier cosa, 
es una fuente de prodigios 
asombrosos. 
Misterios que 
dinamitan las neuronas, 
derriten los conceptos. 
Invalida el juicio y 
hasta deroga la sensación 
de gravedad. 
Tan así es,  que sólo 
la respiración cercana 
labio a labio,  ya te sume 
en un caos 
de percepción alterada, 
un pulso sin pulso, 
una piel con picos,  extraña, 
un apagado desmayo 
que eriza la piel 
desde la cerviz, 
y te vulnera. 
Puedo llegar hasta ti, 
pero sabiendo la vorágine, 
el embrollo,  el desorden, 
la anarquía y la pérdida de control, 
hubiera preferido 
una alambrada de espino 
y no sentir que estás tan cerca, 
sin ninguna tapia que saltar. 




Nená de la Torriente

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