-Nihil obstat-
Puedo
llegar hasta ti.
Ninguna
línea divisoria,
confín, contorno, frontera,
aguja
o barrera que me impida
darte
un beso.
Porque
lo que hay en un beso
no
es cualquier cosa,
es
una fuente de prodigios
asombrosos.
Misterios
que
dinamitan
las neuronas,
derriten
los conceptos.
Invalida
el juicio y
hasta
deroga la sensación
de
gravedad.
Tan
así es, que sólo
la
respiración cercana
labio
a labio, ya te sume
en
un caos
de
percepción alterada,
un
pulso sin pulso,
una
piel con picos, extraña,
un
apagado desmayo
que
eriza la piel
desde
la cerviz,
y
te vulnera.
Puedo
llegar hasta ti,
pero
sabiendo la vorágine,
el
embrollo, el desorden,
la
anarquía y la pérdida de control,
hubiera
preferido
una
alambrada de espino
y
no sentir que estás tan cerca,
sin
ninguna tapia que saltar.
Nená de la Torriente
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