Eres
ese temblor en las manos
que
deseo sujetar entre las mías.
Soy
ese beso que no existe,
pero
que una boca busca
enloquecidamente.
Llevas
en el pecho una duda
que
no tiene tiempo
para
resolverse, y
yo
una mochila llena
de
respuestas huecas,
sin
intención de preguntas.
Tienes
en la mirada esa sed
de
aguardiente que no quema,
y
yo la ceguera más fugitiva,
porque
sé como queman
los
ojos que miran.
Somos perpendiculares.
siempre
en cruce, retroceder
para
volver a entrelazarse.
El
eterno vaivén del nosotros.
Nená de la Torriente
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