martes, 3 de julio de 2012



Hoy no desayuno contigo 
aunque admito que has sabido 
venderte bien. 
Me sonroja que hayas utilizado 
la honradez y el compromiso 
como lunar y seña, 
pero hoy se significa uno 
con cualquier cosa. 




Tarde o temprano se le ven 
las melenas al lobo 
detrás de la puerta, 
y los cabritillos ya 
no son tan simplones 
como en los libros. 
Hoy desayuno con otros 
que creen de verdad en la poesía, 
no como vehículo para obtener cosas ,
sino como manifestación necesaria. 
Quiero que me inyecten en vena 
la calidez de la ternura 
sin pasar por el roce de la mano, 
lo que del alma nace,  o de la sangre, 
cuando aún no está corrompida. 
Que me presten unos gramos 
de sencilla artesanía,  sin circunloquios 
encubiertos,  ni burdos cruces 
de lo que ya otro dijo. 
Reconozco de nuevo 
-y no me canso de hacerlo-, 
que dista mucho el escrito, 
el poema,  la novela,  la magia, 
con la mano que lo ha escrito. 
Y en algunos casos no es que diste 
es que la desemejanza es aterradora. 



Nená de la Torriente

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