Marinero
en la ciudad,
experto
en nudos.
No
busques espacios abiertos,
mira
el movimiento constante
y
recuerda el enredo de las olas,
no
es tan distinto.
Tu
mirada perdida
puede
ver a la ballena blanca,
a
los atunes saltando, o escuchar
el
estruendo del mar entre las rocas,
el
murmullo constante
del
golpeteo del agua en el casco.
Todo
puede mirarse
con
esa mirada abstracta,
cegada, borrada, ajumada,
reveladora, elocuente o fantástica.
No
busques mirar, sólo mira
lo
que quieras hallar
frente
a tus ojos.
S
u e ñ a
Nená de la Torriente
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