domingo, 15 de julio de 2012



No  quiero tocar el barro, 
quiero dibujarlo 
¿tan extraño te parece? 
Así mi verso desea 
enredar  las letras, 
como el tul se mueve 
al ritmo de Chopin. 
Ser el movimiento,  el pulso 
encerrado en otro pulso, 
lo sinuoso. 



Tú llenas de barro tus dedos, 
cubres tu cuerpo, 
tal vez sea entera de barro 
tu espera, 
el alma que se te escapa. 
Yo miro tu contorno, 
la línea que te separa de las cosas, 
el cosmos que te deserta. 
Soy la vibración que te rastrea, 
como el velo de la bailarina 
que se ondula al capricho 
de tu capricho. 



Nená de la Torriente

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