Así
de fácil: Dimito.
Donde
estuve no podrá recordarme nadie,
ni
siquiera tú.
Uno
se volatiliza cuando quiere,
porque
suya es la posibilidad
de
cambiar de aires,
de
tomar otro rumbo,
de
borrar teléfonos o tirar móviles.
El
camino es relativamente largo
pero
no necesariamente recto,
de
hecho las rectas son aburridas.
Me
gustan los giros, los contra giros,
las
infinitas curvas, los puentes, los ríos,
las
montañas, los túneles, y todo lo que indique
contra
tiempo.
¿Por
qué vivir una vida lineal?
Ya
le hemos otorgado a la línea muchos años.
¡Volteemos el mundo!
Nená de la Torriente
La línea recta no lleva a ninguna parte porque permite volver por el mismo sitio al lugar de donde partimos, sin aventurarnos en nada nuevo, sin crear nada...
ResponderEliminarMe uno al grito "volteemos el mundo". Hagámoslo realidad.
Bss
Eso es. Volteemos, sin perder la sonrisa, como el que sigue una receta de cocina, mientras degusta una copa de pie largo con buen tinto.
ResponderEliminarUn besazo, preciosa.
Nená
Me gusta la bici(churri)cleta que has puesto como selluco en la postal.
ResponderEliminarUna 'e' más: volteeeemos.
Es más churri que bici, pero queda agradecida. Y tú quedas apuntado a la lista oficial de los volteadores.
ResponderEliminarNení