martes, 17 de julio de 2012


Me ha dicho el aire de la mañana 
que está cansado, 
que le duele el peso de tanta pelea, 
de la injusta forma de inventar el vacío 
cuando ya el vacío era su obra. 
Tímido el sol se vuelca, 
despacio como el café, con miedo 
a perder su aroma. 
Se fuga un folio 
con tres tímidos versos, 
ondulándose como un tritón. 
Cierro los ojos,  sonrío, 
los abro,  no funciona. 
Me falta más empeño, 
mucho más y lo sé. 
Le susurro a la mañana: 
‘tú me empujas y yo te empujo’. 

-Creo que me ha entendido-




Nená de la Torriente

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