jueves, 12 de julio de 2012


Acompáñame hasta la orilla, 
ya no quedan pies de barro 
ni almas de cántaro, 
tampoco sirenas. 
Veremos amanecer 
como lo que somos, 
dos seres distintos 
con verbos discrepantes. 
A mí no me importa tu verso 
si tu gesto es llano 
y tu palma es amplia. 
¿Te importa a ti mi verso? 
Llamemos a las cosas en silencio 
con la indiscreción de los ojos 
hasta que acabe el día. 
La noche impondrá sus reglas.  




Nená de la Torriente

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