Distinguido, burlando el ramaje
que
aún se deja de un Madrid dormido,
el céfiro
matutino tan lejano
a los campos de amapolas.
Me
siento bien.
Qué
importa cuánto tiempo.
En
el cielo salen de paseo extrañas bestias
de
color gris sobre un fondo azafranado.
Arriba
un azul, azul cielo,
cuando
el azul es el color del cielo.
Ruido
de autos, los coches
son
los de juguete, los que golpeaba
con
mis hermanos contra los muros,
esos
que se les caían las ruedas.
Dentro
de poco el calor será asfixiante.
Cuando baje el sol salgo para el norte.
Nená de la Torriente
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