viernes, 27 de julio de 2012


Distinguido,  burlando el ramaje 
que aún se deja de un Madrid dormido, 
el céfiro matutino tan lejano 
a los campos de amapolas. 
Me siento bien. 
Qué importa cuánto tiempo. 
En el cielo salen de paseo extrañas bestias 
de color gris sobre un fondo azafranado. 
Arriba un azul,  azul cielo, 
cuando el azul es el color del cielo. 
Ruido de autos,  los coches 
son los de juguete,  los que golpeaba 
con mis hermanos contra los muros, 
esos que se les caían las ruedas. 
Dentro de poco el calor será asfixiante. 

Cuando baje el sol  salgo para el norte. 




Nená de la Torriente

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