Sutil, ese gesto sutil que dura
toda
una vida.
Esa
sonrisa sencilla, amable,
generosa, dispuesta a ofrecerse
sin
pensar en la arruga.
Esa
palma abierta que recibe
otra
palma sin preguntarle nada.
El
hombro que todo lo acoge,
la
risa, el llanto, las mil y una historias
conexas
o inconexas.
La
limpia carcajada.
Las
ganas de hablarle a otro,
de
que sea su arcón, su amor, su psiquiatra.
Siempre
está guapa para él,
nunca
falta a esa cita de ‘eres preciosa’,
siempre
está guapo para ella
ni
falta a esa cita de ‘eres precioso’.
Nená de la Torriente
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