En
este estrecho pasillo
de
lágrima a sudor
o
de sudor a lágrima,
cada
uno tiene un lenguaje propio
de
exceso o de carencia.
Todo
habla con lenguas ilegibles.
A
su manera nos hace mapas,
nos
indica un mal, o un camino,
hasta
una salida a un sembrado de espino,
que
como colegiales mayores
no
desciframos porque concedemos
valor
a las fracciones,
y
no miramos en conjunto,
como
el que mira un objeto
en
su forma más amorfa.
Todo
habla, desde una erupción
al
atropello constante de una vocal,
El
hipo traidor
cada
vez que ves a ese concreto,
llevarte
la mano a la nariz si pasa ella,
llorar
sin motivo, llorar.
Todo, todo nos cuenta alguna cosa.
Nená de la Torriente
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