Dijiste, y yo te dije: escribe.
Cuando
trajiste poemas
llenos
de palabras soberbias
te
dije: háblame.
Pasaron
las semanas
entre
verbos y excusas.
Locuras
de la incongruencia.
Por
la sabiduría del miedo
te
alejaste de mí.
Cruzaste
la única puerta
que
te dejé entreabierta,
como
un ser humano
que
busca la supervivencia
-no
demasiado valiente,
pero
absolutamente sano-.
No
eras mi respuesta,
ni
yo la pregunta que
tú
esperabas que te formularan.
La
demanda loca
que
sólo entiende otro loco.
Nená de la Torriente
Ésto me suena, como un déjà vu...:-)
ResponderEliminarMe temo que suele pasar, sí.
ResponderEliminarBesucos,
Nená