martes, 1 de enero de 2013


-Te amaré, te amaré como al mundo.
                                  ...             
Te amaré aunque no sea la paz.
                           …
Te amaré si estoy muerto, te amaré
el día siguiente además.
                           …
Te amaré y después te amaré.’-

                      SILVIO RODRIGUEZ





Qué sentido tiene cargarse
año tras año con las cruces
de pasados de ira.
¡Qué sirva el verbo
para llamar al amor, a la vida!
Que sea la acción despierta
la que planee cómo resolver lo
corrompido y ulcerado,
y que la palabra prepare
el futuro con términos de concordia.
Sólo es feliz el que no necesita
llorarlo entre versos,
Sólo es libre el que no necesita
entintarlo,
sólo  ha perdonado el que ha colgado
el rifle que ha pintado siempre
sobre papeles blancos.
Salgamos ahí afuera
-o entremos aquí adentro-
a resolver lo que aún queda por hacer.
Hoy y ahora.



Nená de la Torriente