...
Te amaré aunque no sea la paz.
…
Te amaré si estoy muerto, te amaré
el día siguiente además.
…
Te amaré y después te amaré.’-
SILVIO RODRIGUEZ
Qué
sentido tiene cargarse
año
tras año con las cruces
de
pasados de ira.
¡Qué
sirva el verbo
para
llamar al amor, a la vida!
Que
sea la acción despierta
la
que planee cómo resolver lo
corrompido
y ulcerado,
y
que la palabra prepare
el
futuro con términos de concordia.
Sólo
es feliz el que no necesita
llorarlo
entre versos,
Sólo
es libre el que no necesita
entintarlo,
sólo ha perdonado el que ha colgado
el
rifle que ha pintado siempre
sobre
papeles blancos.
Salgamos
ahí afuera
-o
entremos aquí adentro-
a resolver lo que aún queda
por hacer.
Hoy y ahora.
Nená de la Torriente