viernes, 11 de enero de 2013


Somos seres de arena 
cuando dudamos. 
De barro cuando,  aún con dudas, 
nos unimos a otro. 
Somos seres de agua, 
enamorados de todo 
lo que vibra,  de todo 
lo hermoso, 
de la perfecta imperfección 
de las cosas. 
Somos seres de hielo 
cuando nos negamos, 
por educación,  cortesía, 
miedo. 
Somos seres de vino 
cuando nos ofrecemos, 
pero tanto, 
que no podemos ser  
comprendidos. 
Somos seres de luz  
cuando atravesamos 
las palabras y doblamos 
las esquinas, 
y llegamos al mismo centro 
de otro ser humano, 
y le  hacemos entender: 
‘estoy contigo’ 
por los siglos de los siglos,
'para siempre' .



Nená de la Torriente