A
veces Neorrabioso parece que se equivoca,
pero no lo hace.
Él
escribe en sus muros, sus tapias,
porque
son suyos, son suyas,
ellos
le aman, ellas le aman,
por
eso aún no le han pillado
-lo
sé de sobra-,
‘A
NADIE LE IMPORTA TU NADIE’,
pero
eso no parece ser cierto.
Puede
aparentar que a nadie le interesa tu cuita,
la
sombra que dibujas en la acera,
pero
eso no es cierto.
Son
apariencias como miedos,
bufandas
para cubrir
tantas
cosas, que olvidas que
son
bufandas para el frío.
Hay
personas detrás de tu sombra,
anónimos
para ti,
personas
imperfectas, nadies*, como tú,
que
les importan otros nadies, aunque te parezca
algo
increíble,
la
fórmula de un vendedor de embustes.
Pero
es lo cierto.
Si
esos nadies supieran
que
existen otros nadies,
que
realmente darían lo que fuera
por
estar un rato al lado suyo,
escuchando,
siendo
abrigo,
recibiendo
en ese acto ALGO
para
dejar de ser NADIE y convertirse así
en
un pacto de algo común,
se
sorprenderían.
Y
porque Neorrabioso casi nunca se equivoca
vuelvo
a leer la frase y la leo con claridad:
‘A
NADIE LE IMPORTA TU NADIE’,
y
ahora si la leo bien,
¡claro
que le importa!
¡Qué
tonta estoy!
Nená de la Torriente
* Licencia grotesca.