Cuánto
duele el dolor que nos es impuesto
pero
mucho más el que no aceptamos,
porque
uno siempre se hace a todo,
su
barro se moldea con la lluvia
y
aprende a tomar el canto
del
movimiento.
Dicen
que somos previsibles,
esos
los que lo sean,
el
ser humano es una cajita de sorpresas.
Yo
me maravillo con el material de sus huesos
como
con los fundamentos de sus ideas.
Somos
extrañas criaturas, sobrecogedoras;
peces
que nadan sin agua, y que aún así respiran
o
aves que vuelan ignorando su falta de alas.
Los
humanos son un motor inagotable.
Nená de la Torriente