viernes, 4 de enero de 2013


No vengas. 
Ven. 
Roza mi piel tímida. 
Una vez tuve un sueño, 
te vi apoyado en una esquina 
cuando partía. 
Pero sólo fue un sueño, 
no podías estar allí 
agazapado entre la multitud. 

Esa tarde sonreí 
porque ya podía verte 
en todas partes,
como así ha sido. 
Porque sabía que 
te echaría de menos 
toda mi vida 
como mínimo. 



Nená de la Torriente