sábado, 5 de enero de 2013


Fría tu palabra, 
tu precisa palabra fría. 
Cuenco vacío 
como el ojo muerto. 
Detrás de la puerta hay 
cristales oscilando, 
son las letras 
de un poema huérfano: 
Llora la –a y la –o, 
la –i se contiene, 
pero la –e es más astuta 
y salta al suelo. 



Mil pedazos de una –e, 
mil pedazos, 
que alguien pisará al azar 
en cualquier momento. 
Una gota de sangre bastará. 
Dirás que tu palabra 
esta viva, 
viva palabra,  intensa y viva, 
otra sentencia incorrecta. 


Nená de la Torriente