Sólo
tú llegas a casa
en
el momento justo,
el
día que estoy muriendo
o
el día que me deshago en cantos
como
una auténtica soprano.
Sólo
tú me intuyes
de
entre todos los hombres,
de
entre todas las mujeres
y
yo me entretengo en nimiedades
de
otros varones que ni siquiera amo,
y
observo –sin ningún interés-
pentimentos
que tengo que ir limando
de
la vida de algunas mujeres.
Sólo
tú estás presente
cuando
me faltan las fuerzas.
Eres
tan cercano que me sorprendes,
por
eso no quiero verte
ni
quiero cruzarme contigo.
Tú
eres lo que más me asusta de este mundo,
lo
más verdadero que desconozco,
me da miedo, no sea que me convierta
en
una mariposa.
Nená de la Torriente