-A
veces es más sencillo-
El
corazón es una orquesta
una
gran casa con sus pequeñas
y grandes piezas.
Todas
esenciales, los primeros y segundos
violines,
las violas, los violonchelos,
los
fornidos contrabajos.
Las
ilustres arpas, el ligero flautín,
las
flautas, los oboes, la familia fagots,
y
la otra sangre, la de mis amadas trompetas,
trompas
y trombones,
y
al fondo los poderosos, y glotones,
los
timbales, los platillos, el bombo, el gong,
el
xilofón que llora y el tambor que oímos
al
apoyar la oreja en el pecho amigo,
Pom
pom pom pom.
Ese
que nos dice que todo funciona
y
nos hace sonreír,
girar ciento ochenta grados la cabeza
y
a la carrera ir en busca de una tapia o de un altillo
para
darnos un beso,
siempre
cosidos de la mano
casi
sin aliento.
Nená de la Torriente