martes, 1 de enero de 2013


Pongo mis manos en ti 
como si pudiera reanimar tu pulso. 
Espera un segundo,  no te apartes, 
ellas conocen un lenguaje de siglos 
que aún quietas sobre tu pecho 
encontrarán tu latido. 
Cuando lo hagan, 
irremediablemente 
tú tirarás de mi cintura 
y atraparás mi cuerpo, 
labio a labio será imposible 
evitar el beso,  lento,  muy lento, 
suave,  muy suave, 
pero una vez dentro de la inmensidad
de nuestras ciegas bocas, 
jamás querrá buscar la salida.



Nená de la Torriente