sábado, 5 de enero de 2013

‘Ellos tenían  la autoridad
por eso no era bueno 
compartir cama y pitanza. 
Herirse era su demostración de fuerza’. 
Federico L. Sastre 


Ven a enseñarme a sentir. 
En este penal te procuran 
pan y agua, 
y un mendrugo de sexo. 
Seis palabras como máximo, 
y un codo de lenguas 
para rozar calamidades 
sin que se conforme la costra. 

Ven si puedes clandestino 
para que no te descubran. 
Sabré ocultarte por el día
en los pliegues de mi pecho, 
y de noche serás el aliento 
que gima a través de mis labios.  

No podrás quedarte mucho 
sabrán pronto que soy distinta  
que no acato autoridades, 
que desprecio sus mendrugos, 
que jamás probé su pan 
y que con su agua enjuago 
mi indecente descaro. 



Nená de la Torriente