La
fuerza de la tierra no está
en
las raíces de las plantas,
no
está en la piedra,
no
está en sus riquezas.
La
fuerza de la tierra no está en sus murallas,
no
está en sus luchas,
no
está en las tumbas en que
seres se recuestan.
No
está en los huertos, en las casas, en las bolsas con monedas.
La
fuerza de la tierra está en la pasión que provoca,
en
el amor que aviva,
en
la resistencia que desencadena.
Porque
la tierra se hace carne en el momento
que
uno se siente vástago de un lugar.
Nená de la Torriente