En
la cabeza de un alfiler
cabe
un cosmos.
Toda
la hermosura de un finito
rodeado
de árboles,
con
cantidad de nidos, y de huellas
de
animales erráticos
en
busca de la mejor de las cuevas.
Encontrarse
entre esa espesura
no
es un milagro, es una fórmula secreta
de
fortuna, que alguno tal vez conoce.
Desistir
es como dejarse morir,
y
quedarse con el primero/a que sonría
para
toda la vida
es
tirarse al suelo en el primer round.
Qué
cómodo es ver pasar la música
y
no tañirla, como quien ve pasar la gente
y
no la toca,
siempre
detrás de las ventanas.
Nená de la Torriente