miércoles, 2 de enero de 2013


En la cabeza de un alfiler 
cabe un cosmos. 
Toda la hermosura de un finito 
rodeado de árboles, 
con cantidad de nidos,  y de huellas 
de animales erráticos 
en busca de la mejor de las cuevas. 




Encontrarse entre esa espesura 
no es un milagro,  es una fórmula secreta 
de fortuna,  que alguno tal vez conoce. 
Desistir es como dejarse morir, 
y quedarse con el primero/a que sonría 
para toda la vida 
es tirarse al suelo en el primer round. 
Qué cómodo es ver pasar la música 
y no tañirla,  como quien ve pasar la gente 
y no la toca, 
siempre detrás de las ventanas. 



Nená de la Torriente