Recolecta
el saber de otros.
Disfruta
del calor de sus abrazos.
Aprovecha
la disciplina de
sus
técnicas.
Ama
sus corazones heridos
sus
imperfecciones más hondas.
Dispón
tu casa para todas sus
ternuras, vacía tus armarios,
tus
cajones, tu memoria.
Entiende
las soberbias como
debilidad
de carácter, el
orgullo, la complacencia
y
apártate de su camino, no
te
incomodes.
Bésales
tantas veces cómo necesiten
y
otras tantas como creas
que
ya son suficientes.
No
les retires nunca la mano
aunque
quieran viajar libres.
Hazles
saber que siempre serás su refugio
y nunca
una espalda desierta.
Nená de la Torriente