lunes, 14 de enero de 2013


No puedo descansar de las palabras, 
sin ellas no puedo construir los puentes 
y cruzar los caudalosos ríos, 
mis pies están tan fríos, 
tan mojados, 
qué haría sin ellas ahora que  ya es 
tan tarde. 


No puedo vivir sin los verbos 
dejaría de moverme,  y 
jamás llegaría hasta tu orilla, 
tantas veces sacrificada. 
Me he abandonado muchas veces,
-me han abandonado- 
porque dejar de luchar es perderme 
-perderte-
que por eso sé que aún no he llegado 
donde se pronuncia sólo mi nombre 
a escasos metros del tuyo. 
Y sé que el verso,  en su generosa condición 
de cumbre,  encerrará lo que quede 
de ambos 
cuando sea innecesaria la espera. 



Nená de la Torriente