Quizá
no sea nunca,
no
haya lugar, ni tenga sentido
buscar
fronteras.
La
mente humana no es un jardín
de
esmeraldas, sí de tréboles
curiosamente
entrelazados.
Creemos
en la palabra como un timón
y
así navegamos,
circunvalando
las rectas,
como
pequeños gusanos enroscados
en
un tallo diminuto.
Dime
qué quieres
y
por qué tardas tanto.
Me
dirás que es complicado y
sonreiremos
juntos, porque
en el fondo no
quieres nada,
mi
querido gusano enroscado
en
un tallo diminuto.
Nená de la Torriente