domingo, 13 de enero de 2013



En algún sonido,  ahí afuera, 
siempre cerca del agua, 
de entre todos los sonidos anda mi boca, 
con eso me basta. 
No soy codiciosa, 
la ambición me espanta, 
la “justiciadeloshombres” 
me da la risa, 
la opinión se criba siempre, 
a veces sirve, pocas, 
–suele ser ‘pecho de lobo’- 
otras es un cojín donde se dormita, 
nunca me hace llorar. 
No quiero escalar,  
ni ver mi nombre con otras letras 
-una bufonada grotesca- 
Me gusta la franqueza 
hasta cierto límite, 
cada uno a su casa y ahí me pierdo, 
porque mi casa es mi boca 
y ando pidiendo disculpas 
todo el tiempo. 
Hay seres que me imantan 
y que a su pesar 
no puedo abandonarlos 
-los hago parte de mi vida, 
tal vez partícipes
del mayor de mis misterios- 
Me importa un pepino 
parecer una loca, 
escuchar 
‘qué rara, cuánto abraza’ 
Que no entiendan nada, 
que saquen los pies por la camisa, 
cuando no por el dobladillo. 
Que entren,  que salgan, 
que quieran,  que presuman, 
que el complejo les retuerza. 
Pero sí me duele que les duela, 
saber que les duele, 
sentir su infelicidad. 



Nená de la Torriente